Tenemos la idea de que las alfombras son para el invierno. Exclusivamente. Aquello de llevarlas al tinte y guardarlas con la llegada del verano; y sacarlas a relucir en invierno, forma parte del imaginario colectivo de nuestro país.
Quizás porque tradicionalmente estaban realizadas en lana, daban calor, y de hecho se colocaban para dar calidez a los suelos —sobre todo los cerámicos—. Pero las cosas han cambiado mucho.

Y ya no es imprescindible tener suelos desnudos en los meses de más calor.

Prueba de ello es que alguna de las más importantes firmas de alfombras y moquetas sacan al mercado nuevas colecciones precisamente coincidiendo con los meses de verano, ya que se fabrican con materiales que regulan la humedad, suaves al tacto y colores suaves.

fuente: hola.com